Manejo de las heridas del tórax no penetrantes a cavidad
torácica.
VASQUEZ Julio C*, CASTAÑEDA Enrique**, BAZAN Noé***.
*Bachiller en Medicina. Universidad Peruana Cayetano Heredia.
**Profesor Auxiliar del Departamento de Cirugía, Universidad Peruana Cayetano
Heredia; y Médico Asistente, Servicio de Cirugía de Tórax y Cardiovascular, Hospital
Nacional Cayetano Heredia.
***Profesor Asociado, Departamento de Cirugía, Universidad Peruana Cayetano
Heredia. Jefe del Servicio de Cirugía de Tórax y Cardiovascular, Hospital Nacional
Cayetano Heredia.
SUMMARY
We reviewed the clinical records of 102 patients hospitalized at Hospital Nacional
Cayetano Heredia (Lima, Perú) suffering from thoracic wounds that were not
penetrating to the thoracic cavity. Most of them were males (95.1%) with stab
wounds (76.5%), between 11 and 30 years old ((76.1% ) that suffered aggression
(90.2%). The commonest clinical manifestations were thoracic pain (n=92) and
dyspnea (n=17).The most frequent finding in the physical examination at the time
of admission were tachypnea ((n=510) and attenuation of breath sounds
(n=20).Soft tissue lesion was the commonest associated extrathoracic lesion (n=34).
The management was conservative in almost all the cases. No thoracomies were
perfomed, but tube thoracostomy was unnecessarily inserted in 4 patients. There
were also 4 laporatomies and 1 axilar exploration. The average hospitalization
period was 2.28 days (excluding the patients who underwent major surgery). Only
5 patients had complications. There were deaths and all the patients were
discharged in good conditions. Finally, we remark the importance of chest x-ray
and give some directives to improve the management of these patients. (Rev Med
Hered 1995; 6: 16-22).
KEY WORDS: Thoracic wounds, nonpenetrating thoracic trauma.
RESUMEN
Se revisó las historias clínicas de 102 pacientes con herida de tórax no penetrante a
cavidad torácica, hospitalizados en el Hospital Nacional Cayetano Heredia (Lima, Perú)
en un período de 10 años. La mayoría de ellos fueron varones (95.1%), con heridas
punzocortantes (76.5%), entre 11 y 30 años de edad 876.1%) y que sufrieron agresión
(90.2%). Las manifestaciones clínicas más frecuentes fueron dolor torácico (n=92) y
que sufrieron agresión (90.2%). Las manifestaciones clínicas más frecuentes fueron
dolor torácico (n=92) y disnea (n=17). Los hallazgos físicos más frecuentes al arribo al
hospital fueron taquipnea (n=51) y disminución del murmullo vesicular (n=20). Las
lesiones extratorácicas asociadas más frecuentes fueron las de tejidos blandos (n=34). El
manejo fue conservador en casi la totalidad de los casos. Ningún paciente fué sometido
a toracotomía pero se colocó innecesariamente tubo de toracostomía a 4 pacientes. Se
realizó también 4 laparotomía y 1 exploración axilar. El tiempo promedio de
hospitalización fué 2.28 días (excluyendo a los pacientes que fueron a cirugía mayor).
Sólo 5 pacientes presentaron complicaciones. Ningún paciente falleció y todos fueron
dados de alta en buenas condiciones. Finalmente, se subraya la importancia de la
radiografía de tórax y se señalan algunas pautas para optimizar el manejo de estos
pacientes desde su arribo al hospital. (Rev Med Hered 1995; 6: 16-22).
PALABRAS CLAVE: Heridas de tórax, traumatismo no penetrante.
INTRODUCCION
Las heridas del tórax causadas por arma de fuego o punzopenetrantes son comúnmente
vistas en los servicios de Emergencia de los hospitales de las grandes ciudades como
Lima.
El manejo de estos pacientes depende de varios factores, siendo muy importante
distinguir prontamente a los pacientes con daño dentro de la cavidad torácica, el cual en
muchas ocasiones es fatal debido a las lesiones que sufren los importantes órganos que
se encuentran en ella (1).
A nivel nacional existe muy poca bibliografía sobre este tema (2,3). Más escasas aún
son las revisiones acerca del manejo de los pacientes en quienes no es posible hallar
compromiso intratorácico evidente.
El objetivo de este estudio fue analizar las características del manejo de los pacientes
con herida del tórax no penetrante a cavidad torácica en nuestro medio. En base a los
resultados obtenidos, se discuten las estrategias modernas para minimizar errores y
costos en el tratamiento de estos pacientes, y finalmente se proponen algunas pautas que
podrían optimizar el manejo de los pacientes con heridas en el tórax desde su arribo al
hospital.
MATERIALES Y METODOS
Criterios de inclusión
Todos los pacientes que fueron hospitalizados en el Hospital Nacional Cayetano
Heredia (HNCH) entre el 1º de enero de 1982 y el 31 de diciembre de 1991, que
tuvieron diagnóstico definitivo al alta de Herida en el tórax no penetrante a cavidad
torácica (HTNPaCT) confirmado con radiografía de tórax.
Criterios de exclusión
a. Pacientes hospitalizados que tuvieron el diagnóstico de HTNPaCT, pero que
fueron transferidos a otras instituciones, solicitaron retiro voluntario o
abandonaron el hospital antes de que se disponga su alta.
b. Pacientes con HTNPaCT posible o probado que llegaron cadáveres o fallecieron
en el Servicio de Emergencia.
c. Pacientes con HTNPaCP que sólo fueron atendidos ambulatoriamente en el
Servicio de Emergencia.
Metodología
De la revisión de las historias clínicas disponibles, se identificó un total de 109
pacientes con el diagnóstico de HTNaCT, de los cuales se excluyó a 7 pacientes debido
a solicitud de retiro voluntario (n=5), transferencia a otro hospital (n=1) o abandono del
hospital (fuga) antes de que se dispusiera el alta (n=1). De este modo quedaron 102
pacientes, todos los cuales fueron incluídos en la presente revisión.
Para la recopilación de información se utilizó una ficha pre-elaborada. El procesamiento
de datos se hizo con los paquetes de software SPSS y FOXPRO.
RESULTADOS
a. Características demográficas de los pacientes con HTNPaCT.
Noventisiete pacientes fueron del sexo masculino (95.1%) y 5 fueron del sexo
masculino (95.1%) y 5 fueron del sexo femenino (4.9%). El mecanismo más frecuente
de lesión fué herida punzopenetrante (76.5%)(Tabla Nº1).
La edad promedio fue 25.3±10.37 años, con un rango entre 7 y 52 años. Los grupos
etáreos más afectados fueron los de la segunda y tercera década de la vida (11 a 30
años), que en conjunto representan el 71.6% de los pacientes. Sólo 6 pacientes tuvieron
menos de 14 años (Tabla Nº2).
Las causas de HTNPaCT fueron listadas según la clasificación Jerarquizada de Causas
Externas, que es de uso rutinario en el Tópico de Cirugía del Servicio de Emergencia
del HNCH (4); evidenciándose que la causa más frecuente fué agresión (90.2%). Hubo
evidencia de aliento alcohólico o antecedentes de consumo reciente de alcohol en 36
pacientes (35.3%).
Cuatro pacientes (3.9%) vinieron transferidos de otras instituciones donde fueron
inicialmente atendidos.
b. Manifestaciones clínicas
El 90.2% de los pacientes presentó dolor en la región torácica y disnea en el 16.7%.
Siete pacientes (6.9%) se hallaban asintomáticos a su llegada al hospital.
Los hallazgos físicos más frecuentes fueron: taquipnea (50.0%), disminución del
murmullo vesicular (19.6%) y enfisema subcutáneo (17.6%) (Tabla Nº3).
c. Lesiones asociadas extratorácicas
En 37 pacientes (36.3%) se halló lesiones extratorácicas asociadas. Las más frecuentes
fueron lesiones en tejidos blandos (n=34) y traumatismo abdominal penetrante (n=49
(Tabla Nº4).
d. Tratamiento y manejo
Manejo General
A todos los pacientes se les dió atención inmediata para asegurar una vía aérea
permeable, verificar presencia de ventilación adecuada, y mantener la circulación
sanguínea mediante hemostasia e infusión de solución salina 1N. Como vía de acceso
vascular se practicó flebotomía para inserción de un catetér de buen calibre en 14
pacientes (13.7%).
Durante la hospitalización de administró antibióticos a 87 pacientes (85.3%). En 67 de
ellos (65.7%) se utilizó un sólo antibiótico, siendo penicilina el más frecuentemente
usado. En 15 pacientes (14.7%) se utilizó una combinación de 2 antibióticos. Siendo
penicilina + gentamicina la más frecuente.
El lavado peritoneal diagnóstico (LPD) fue realizado en 10 pacientes por sospecha de
compromiso intraabdominal. Este fué negativo en 9 de ellos y positivo en 1 paciente.
En 93 pacientes (91.1%), el manejo fue conservador, no realizándose ningún
procedimientos.
Tubo de toracotomía
Un total de 4 pacientes (3.95) fueron manejados innecesariamente con tubo de
toracotomía: 3 de ellos en el Servicio de Emergencia del HNCH y el cuarto paciente,
quien procedía de otra institución hospitalaria, arribó al HNCH con tubo de
toracotomía.
Tratamiento quirúrgico
Ningún paciente fué sometido a toracotomía. Se realizó laparotomía a 4 pacientes
(3.9%), quienes sufrieron herida punzopenetrante (n=3) y herida de bala (n=1). Las
heridas implicadas estuvieron sólo en la región inferior del tórax en 3 pacientes,
mientras que 1 pacientes presentó heridas separadas de tórax y abdomen. Una
laparotomía fué negativa (sin alteraciones significativas), mientras que en las 3
resptantes los hallazgos fueron hematoma retroperitoneal no sangrante (n=3) y
laceración hepática (n=1), la cual fué sometida a una exploración axilar debido a una
lesión de la arteria axilar, la cual fué reparada mediante rafía primaria con sutura
absorvible.
e. Complicaciones
Sólo 5 pacientes presentaron complicaciones durante su estadía en el hospital, las cuales
fueron respiratorias (n=2), infecciosas (n=2) y neurológicas (n=1).
f. Tiempo de hospitalización
El tiempo promedio de hospitalización para los 102 pacientes con HTNPaCT fué de
2.57 ± 1.79 días, con un rango entre 1 y 10 días. En el 93.1% de los pacientes el tiempo
de hospitalización fué igual o menor a 6 días. De los 7 pacientes con más de 6 días de
hospitalización, 5 fueron sometidos a cirugía mayor: Laparotomía (n=4) y rafia
vascular por lesión de arteria axilar (n=1).
Cuando se hizo el cálculo excluyendo a los 5 pacientes que fueron a cirugía mayor se
halló que el tiempo promedio de hospitalización fué de 2.28 ± 1.26 días.
g. Mortalidad
Ningún paciente falleció. Todos los pacientes fueron dados de alta en buenas
condiciones. El seguimiento luego de alta fué pobre, pués la mayoría de ellos (79.4%)
no acudió a ningún control por consultorio externo.
DISCUSION
En forma similar a lo descrito en traumatismo torácico penetrante en nuestro medio (5),
la mayoría de los pacientes fueron hombres jóvenes quienes fueron agradecidos en la
mayor parte de veces con arma blanca.
La disnea no es indicador confiable de presencia de lesión intratorácica (6). En esta
revisión se halló un número significativo de pacientes (16.7%) con este síntoma.
Muchas veces ésto es sólo reflejo de la ansiedad que sufre el paciente.
El examen físico bien realizado es de gran ayuda en el diagnóstico de los pacientes con
daño intratorácico debido a traumatismo torácico penetrante, siendo muy útil para
detectar colecciones medianas o grandes, de aire o sangre en el tórax (7). Sin embargo,
algunos hallazgos del examen físico podrían ser motivo de confusión. La taquipnea por
ejemplo – observada en 50% de los pacientes en esta revisión - puede ser causada por la
ansiedad del paciente: la presencia de enfisema subcutáneo (observada en 17.6% de los
pacientes) no es de por sí evidencia segura de compromiso intratorácico, pués muchas
veces ocurre sólo en el lugar donde se introduce aire ambiental como consecuencia de la
entrada violenta de un arma blanca o proyectil.
El ambiente lleno de tensión y ruido de los servicios de emergencia, muchas veces hace
difícil auscultar adecuadamente al paciente. A ésto hay sumar la falta de colaboración
de paciente debido al dolor de las heridas, lo que impide adecuadamente expansión del
tórax. También es frecuente encontrar un paciente agitado y combativo debido al efecto
del alcohol o drogas que no colabora con el examen. Esto explica la alta proporción de
pacientes en quienes se detecta disminución de murmullo vesicular a la auscultación, lo
cual lo convierte en un signo poco confiable de daño intratorácico. En cambio, la
ausencia de murmullo vesicular, así como de timpanismo y matidez a la percusión, si
resultarían más específicos con ello; estos signos no se detectaron en ninguno de los
pacientes incluídos en esta revisión.
Las lesiones extratorácicas asociadas más frecuentes fueron las de tejidos blandos,
especialmente las de miembros superiores e inferiores, lo cual refleja el afán de defensa
de la víctima.
Se presentó lesión intraabdominal en 4 pacientes, situación esperable por la contigüidad
anatómica del tórax y el abdomen. En uno de los casos, el diagnóstico se hizo mediante
lavado peritoneal diagnóstico (LPD), pero el paciente no fué sometido a laparatomía por
falta de disponibilidad de Sala de Operaciones, quedando en observación, con medidas
de soporte adecuadas , y finalmente tuvo una evolución favorable, saliendo de alta a los
3 días de hospitalización. Los otros pacientes (n=3) fueron a laparotomía.
El uso de antibióticos en las heridas del tórax no está claramente definido. En
traumatismo torácico penetrante la principal preocupación es evitar complicaciones
infecciosas catastróficas como el empiema (8,9), mientras que en el caso de HTNPaCT
el objetivo es evitar la infección de tejidos blandos por la flora cutánea. No hay nada
establecido para este tipo de heridas. De manera lógica, y atendiendo las
recomendaciones actuales (10), podría sugerirse la administración de 1 ó 2 dosis de un
antibiótico por vía intravenosa con cobertura antiestreptocócica y antiestafilocócica,
iniciándose lo más pronto posible luego de ocurrido el incidente. El beneficio de mayor
número de dosis no se conoce al momento. En caso de sospecha de arma blanca
contaminada con materia fecal, por ejemplo estaría justificado ofrecer además cobertura
contra gérmenes gram negativos y anaerobios, por un lapso mayor.
En 4 pacientes se insertó innecesariamente tubo de toracostomía. Uno de ellos llegó al
HNCH con un tubo de toracostomía puesto en otra institución en el interior del país. Se
trataba de un paciente con heridas de perdigones en múltiples partes del cuerpo, ninguno
de los cuales penetró a la cavidad torácica. El tubo fue retirado inmediatamente luego de
su arribo al HNCH. A los otros 3 pacientes se les colocó tubo de toracostomía sin
obtener previamente radiografía de tórax. Sólo en uno de ellos se practicó toracocentesis
diagnóstica, la misma que fué negativa. Las radiografías post-inserción de tubo fueron
normales; además, no se obtuvo drenaje alguno sangre o aire a presión - al colocar el
tubo. En uno de los pacientes la colocación del tubo. En uno de los pacientes la
colocación del tubo produjo una pequeña laceración hepática sin llegar a penetrar el
diafragma. Se obtuvo un sangrado de aproximadamente 70 cc a través de tubo. La
radiografía luego de la intersección del tubo mostró un tórax de apariencia normal. El
paciente evolucionó favorablemente después del retiro del tubo y fué dado de alta en
buenas condiciones.
Se practicó laparotomía en 4 pacientes. Ninguno de ellos tuvo previamente LPD, que ha
mostrado ser ayuda para evitar intervenciones quirúrgicas innecesarias (11).
Las complicaciones respiratorias (neumonía y atelectasia) se presentaron en pacientes
que fueron sometidos a laparotomía. Las complicaciones infecciosas (flebitis y fiebre de
origen no determinado) fueron superadas sin problemas. También se presentó un caso
de paresia e hipoestesia de miembro superior por lesión de plexo braquial debido a
herida de bala. No se halló ningún caso de infección de heridas.
El tiempo de hospitalización promedio para todos los pacientes que no fueron operados
fue de 2.28 días. Durante este período los pacientes estuvieron, en la mayoría de los
casos, recibiendo antibióticos y cuidados generales de la herida.
Valor de la radiografía de tórax en el manejo de los pacientes con HTNPaCT.
La radiografía tórax es un elemento vital en la evaluación de los pacientes con heridas
del tórax. En el caso de HTNPaCT ya se ha establecido con certeza su utilidad.
Karanfilian y colaboradores (12) estudiaron retrospectivamente a 102 pacientes que
sufrieron heridas en el tórax por bala o arma blanca. Todos ellos tuvieron radiografía de
tórax normal al ingreso. Ninguno de sus pacientes presentó hemotórax o neumotórax de
presentación tardía durante su hospitalización. En base a estos resultados y al alto costo
que significaba la hospitalización (3 días en promedio), ellos sugieren que estos
pacientes no deberían ser admitidos al hospital a menos que hubiera alguna indicación
de riesgo. Ordog y colaboradores (13) reportaron 357 pacientes con heridas de bala en
el tórax que demostraron signos vitales estables, examen físico normal excepto por las
heridas y radiografía de tórax normal a su arribo al hospital. Todos ellos pudieron ser
manejados con seguridad mediante observación en el departamento de Emergencia y
eran dados de alta 6 horas más tarde si no presentaban hallazgos anormales al examen
físico.
Debido a que si se reportan algunos casos de hemotórax o neumotórax de presentación
tardía, se han realizado estudios prospectivos buscando una estrategia segura para
evaluar estos pacientes. Kerr y colaboradores (14) han propuesto tomar una radiografía
de tórax al ingreso y repetirla en 6 horas si ella fuera normal. En caso de que el paciente
estuviera estable y la segunda radiografía fuera normal, el paciente es dado de alta.
Recientemente, se ha propuesto un esquema de 3 horas; es decir, repetir luego de 3
horas la radiografía de tórax tomada al ingreso (15). Este estudio prospectivo de 285
pacientes con diversos tipos de trauma torácico se presentó un 4% de pacientes tardía (a
las 3 horas), la mayoría de los cuales (75% de ellos) requirió inserción de tubo de
toracostomía. La radiografía tomada a las 6 hors no mostró variación alguna en el resto
de los pacientes. Estos autores concluyen en que el esquema de 3 horas es tan seguro
como el de 6 horas para detectar neumotórax o hemotórax de presentación tardía. De
este modo se pueden evitar hospitalizaciones innecesarias.
En el caso de la presente revisión, se halló que por lo menos 30 pacientes (29.4%) no
tuvieron radiografía de tórax al momento del ingreso.
Manejo y evaluación en el Servicio de Emergencia.
Cuando arriba un paciente con heridas en el tórax al Servicio de Emergencia no es
posible saber de inmediato si tiene o no daño intratorácico. En primer lugar, se deben
ofrecer las medidas básicas de resucitación, y luego se debe determinar la naturaleza y
severidad de las lesiones. Para ésto se han propuesto diferentes clasificaciones
anatómicas dividiendo al tórax en regiones.
Las heridas del tórax se pueden considerar como centrales o periféricas, según la
localización del punto de entrada (16). Adicionalmente, estas categorías se pueden
subdividir en superiores e inferiores (toraco-abdominales). Sin embargo, debe tenerse en
mente que las trayectorias no siempre pueden ser determinadas y que todos los órganos
intratorácicos están en riesgo de ser dañados.
La región central tiene los siguientes límites: las líneas medio – claviculares
lateralmente, las clavículas y la horquilla esternal superiormente, y los márgenes
costales y el xifoides inferiormente. Las subregiones superior e inferior están
delimitadas por los pezones. En general, las heridas en esta zona central requieren
cirugía con frecuencia por los órganos vitales que contiene y son responsable de la
mayoría de muertes por traumatismo torácico penetrante (17); por ello, las heridas de
bala transmediastinales aún cuando no tengan orificio de entradas en la región central
deben manejarse como tales. El manejo y evaluación de estos pacientes está dictado por
el grado de estabilidad hemodinámica. Los pacientes inestables deben ser llevados de
inmediato a sala de operaciones (18). Muchos de estos pacientes llegan moribundos y
requieren de la llamada “toracotomía en el departamento de emergencia” (19,20).
Los pacientes estables con heridas en la región central requieren más atención en el
diagnóstico. Aquí se recomienda realizar combinaciones de angiografía y esofagografía,
con o sin endoscopía esofágica o broncoscopía (21). El rol de la ecocardiografía en
estos casos no está bien definido pero es de ayuda para detectar taponamiento cardíaco.
La presencia de hipertensión venosa central e hipotensión arterial es sugestiva de
taponamiento cardiaco (22). La ventana pericárdica subxifoidea es una técnica
diagnóstico – terapéutica accesible para nuestro medio que permite descartar
compromiso intrapericárdico en caos donde el diagnóstico no está claro (23,24).
Las heridas periféricas están definidas como aquellas que son laterales a la línea
medioclavicular. El límite superior es la axila y el hombre. El límite inferior coincide
con los bordes costales inferiores. Las subregiones superiores e inferiores. Las
subregiones superiores e inferiores son determinadas por el 6to espacio intercostal
lateralmente y el vértice de la escápula posteriormente. Aquí también el manejo y
evaluación depende de la presencia de inestabilidad hemodinámica.
En la mayoría de los casos, ésta se debe a hemorragia encima o debajo del diafragma o
por neumotórax o tensión. Aquí se requiere descompresión con tubo de toracotomía, y
cirugía en algunos casos (25).
A los pacientes con heridas periféricas sin signos de inestabilidad hemodinámica o con
signos equívocos de hemo/neumotórax se les debe tomar radiografía de tórax (26). De
confirmarse este último diagnóstico en la mayoría de los casos bastará con colocar un
tubo de toracostomía (27), salvo un 10% de pacientes que podrían requerir toracotomía
por hemorragia masiva 1 a 2 litros de drenaje inicial inmediato o 150-250 ml/hora por
las primeras 2 a 4 horas (28,29). Los pacientes estables con radiografía normal son
observados durante 6 horas, al cabo de los cuales se repite la radiografía y pueden ser
dados de alta si ésta es normal y los pacientes continúan estables (14).
En toda lesión del tórax inferior se debe descartar lesión diafragmática (30). En estos
casos puede ser útil realizar LPD, sobre todo en aquellos pacientes con examen físico no
concluyente o en aquellos pacientes con examen físico no concluyente o en aquellos que
van a toracotomía por las heridas del tórax (31). Sin embargo, el manejo de los
pacientes con heridas en la región anterolateral del tórax inferior es controversial.
Algunos autores recomiendan laparotomía mandatoria, otros sólo observación y otros se
guían del resultado del LPD (32). Recientemente se está utilizando laparoscopía
diagnóstica con resultados prometedores (33).
Las heridas posteriores del tórax representan un grupo aparte de las heridas del tórax
inferior. Muchas involucran estructuras retroperitoneales, que son de difícil acceso para
el diagnóstico. Las heridas que atraviesan el abdomen deben ir a laparotomía. Para las
heridas asintomáticas, las recomendaciones incluyen observación, pielografía
intravenosa con y sin contraste, LPD, y Tomografía Axial Computarizada con enema de
contraste (34). Al momento, el manejo es controversial y en muchas laparotomías se
encuentra sólo hematomas retroperitoneales como en el caso de la presente revisión.
En conclusión de halló que muchos de los pacientes con HTNPaCT tuvieron
hospitalización innecesaria. En la mayoría de los casos estos pacientes pueden ser
manejados ambulatoriamente con radiografías de tórax (al ingreso y a las 6 horas),
cuidados generales de la herida (limpieza, sutura), antibióticos apropiados y profilaxis
antitetánica. Esto permitiría disminuir costos y evitar uso innecesario de camas
hospitalarias.
Correspondencia
Dr. Enrique Castañeda
Servicio de Cirugía de Tórax y Cardiovascular
Hospital Nacional Cayetano Heredia
Av. Honorio Delgado s/n Lima 31, Perú.
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