UNIVERSIDAD DE CARTAGENA
FACULTAD DE MEDICINA
DEPARTAMENTO DE INVESTIGACIONES
DE LA PALPACIÓN DEL HÍGADO Y OTRAS TÉCNICAS SEMIOLÓGICAS PARA SU EXAMEN EN ADULTOS
Ángelo María Alario Bello
Profesor del Departamento Médico de la Facultad de Medicina de la Universidad de Cartagena
Miembro del Grupo de Investigación UNIMOL GrupLAC COL0016686
Proyecto de libro inscrito para solicitar ascenso en el escalafón docente de la Universidad de Cartagena.
Correo electrónico: aalariob@unicartagena.edu.co
Teléfono:
6530429
Celular: 313 56 62 014
Dirección de correspondencia: Barrio La Providencia, Centro Médico Santa Lucía, 5º piso, frente al Colegio Biffi, Cartagena de
Indias.
INTRODUCCIÓN:
La semiología constituye el arte y la esencia de la medicina, que no es más que el
denominado método clínico, el cual se origina del método científico que no es más que la
aplicación del mismo a la atención particular de cada paciente (1), él, el método clínico, el arte
semiológico, nos permite establecer y fortalecer una óptima relación médico-paciente-familia y
además, gracias a las sencillas herramientas que emplea como son el diálogo con el paciente
y sus familiares (interrogatorio), la inspección general y por áreas, la palpación, la percusión y
la auscultación, en un alto porcentaje de casos nos llevan a establecer una hipótesis
diagnóstica que cuando se ha realizado de manera óptima el acto médico, ella se aproxima
muchas veces a más del 85% del diagnóstico real del paciente (1) y aunque no podemos
desconocer que los grandes avances tecnológicos en el campo del diagnóstico médico son de
gran ayuda tanto para el médico como para el paciente, sin embargo, existe la tendencia a que
el médico se apoye de manera exclusiva en estos nuevos métodos diagnósticos, permitiendo
así que de alguna forma su agudeza clínica se debilite al igual que la misma relación médico
paciente (2). Ha sido demostrado por varios autores la importancia de realizar un buen
examen físico, cosa que con frecuencia, por lo dicho, se va perdiendo cada vez más, por lo
que se propone entre otras, que el paciente siga siendo lo prioritario, que exista una excelente
docencia y clínica en estos aspectos lo mismo que en el campo investigativo y llegando a
1
sugerir además, para perfeccionar el método clínico, que aquellos médicos recién graduados
se ubiquen temporalmente en áreas donde ejerzan su profesión sin el apoyo de la
tecnología.(3) Algunos autores como Aróstegui Del Castillo, para referirse no sólo al
enriquecimiento de la clínica gracias a los avances tecnológicos sino también a la
subvaloración de los procedimientos diagnósticos clínicos clásicos por parte de algunos
médicos, llegó a afirmar: “Este es un progreso efectivo, pero hace claudicar la clínica, pues
confinado el médico en que el último extremo, el análisis (paraclínico) ha de darle resuelto el
diagnóstico, se descuida en la apreciación exacta de los síntomas”, más tarde, hacia los años
1990 el profesor Hinich también comentaría: “Ante la ausencia de una buena historia clínica, el
abuso tecnológico, en vez de ayudar, estorba, y los errores diagnósticos y terapéuticos se
multiplican”
Este libro condensa en unas páginas el trabajo realizado durante más de quince años en la
enseñanza de la semiología, un aspecto importante de ella como es el examen del hígado,
motivado por el aparente descuido observado en algunos colegas por esta parte importante
del examen físico cuando se cuenta con el recurso tecnológico adecuado para su exploración,
contra lo que no estamos en contra, mas, sí promovemos el uso racional de los paraclínicos
indispensables que nos confirmarán o negarán una impresión clínica fruto de un concienzudo
examen y por otro lado, no podemos olvidar que una parte importante de nuestros médicos
estarán ejerciendo su profesión en sitios donde el acceso a la tecnología es limitado y de ahí
se desprende la pericia que debemos propiciar en nuestros estudiantes y colegas para realizar
un excelente examen clínico (desde una buena anamnesis hasta la exploración física más
completa) y como afirma Surós: “La palpación es aún el procedimiento de diagnóstico clínico
de más valor en el abdomen” y sobre la palpación del hígado: “es muy valiosa, Honguer ha
señalado muy acertadamente que una buena palpación del hígado vale tanto como dos
pruebas funcionales para el diagnóstico de las dolencias hepáticas.” (4) En la actualidad pocos
libros de semiología describen en detalle las diferentes formas de palpar el hígado (5-7), otros
mencionan algunas técnicas, generalmente pocas, pero de forma muy sencilla (8-12), no
obstante, algunos otros libros, desafortunadamente poco usados o recomendados, son más
2
amplios en la exploración semiológica del hígado y de manera especial en las técnicas de
percusión como Surós en sus ediciones previas, hasta la quinta (4), el libro de Semiología de
Argente y Alvarez (13), y el libro de Llanio y Perdomo (14), entre otros, los cuales son más
detallados en las descripciones de las diferentes semiotecnias para el examen del hígado.
En esta obra se hace una descripción detallada de las principales maniobras palpatorias del
hígado que han sido descritas, utilizando un lenguaje comprensible para nuestros noveles
estudiantes, médicos generales y especialistas y además ilustradas con fotografías sobre la
mayoría de ellas, lo que le permitirá al lector su reproducción y su familiarización.
Es importante que el médico esté preparado siempre para trabajar en situaciones difíciles y
don limitados recursos, así, es muy importante que conozca diversas formas de explorar
clínicamente al hígado puesto que ello le permitirá aumentar las probabilidades de certeza al
realizar el juicio clínico y además, hacer un uso más racionales de las ayudas diagnósticas. A
pesar de los avances tecnológicos con los que cuenta hoy el cuerpo médico como apoyo
diagnóstico en su diario quehacer profesional, también es una realidad que no en todos los
medios en los cuales estos profesionales sanitarios desarrollan sus actividades cuentan con
ese tipo de ayudas y es por ello que el médico, sea este general o especialista, debe saber
aprovechar una serie de herramientas clínicas útiles y baratas en el abordaje de sus pacientes
como lo son las diferentes técnicas semiológicas clásicas, que aunque algunos cuestionan, a
pesar de los años que llevan de haber sido descritas y aplicadas, aún hoy se siguen valorando
y siguen demostrando su eficiencia y eficacia en una aproximación a la etiología del problema
de un paciente dado y en consecuencia a un uso racional de los exámenes paraclínicos,
sobretodo en un medio con recursos limitados para la salud pública y con altos costos en la
medicina privada y aunado a ello, una ganancia adicional de invaluable valor cual es el
fortalecimiento de la relación médico paciente mientras el acto médico se desarrolla. Y a pesar
de las controversias existentes sobre la verdadera utilidad del examen del hígado en el
diagnóstico global de un paciente y en el manejo de su proceso, está claro que se recomienda
que este órgano sea evaluado dentro del examen físico general, así, una longitud menor de 13
3
cm en su cara anterior, por ejemplo, disminuye las probabilidades de una hepatomegalia así
como un borde hepático no palpable (15), de igual forma, un paciente con un pretest que
sugiera una enfermedad hepática y una hepatomegalia determinada clínicamente, aumenta de
manera importante las probabilidades de padecer la enfermedad y puede conllevar a la
decisión médica de realizar estudios adicionales (16). De manera similar, otros estudios han
encontrado una buena correlación entre los hallazgos semiológicos al evaluar el hígado, por
ejemplo, en cuanto a tamaño, y los hallazgos imagenológicos (ultrasonido, gammagrafía y
radiología), no obstante, a pesar de ser métodos valiosos y confiables, su disponibilidad,
costos y algunos efectos secundarios pueden limitar su uso rutinario, lo cual invita a afinar las
destrezas en el examen físico de este órgano (17) (18;19) , teniendo en cuenta que la
estimación del tamaño del hígado es un dato de valor, especialmente cuando se trata de
establecer la presencia o no de hepatomegalia o de registrar cambios en el tamaño del hígado
(20) (21), igualmente es importante conocer las variaciones que el tamaño de este órgano
puede tener con la edad, sobre todo desde el nacimiento hasta la edad adulta y las diferencias
existentes entre los sexos (22), todo ello teniendo en cuenta que la hepatomegalia puede ser
un hallazgo presente en paciente con problemas de salud importantes como enfermedades
infecciosas, enfermedades parasitarias, falla cardíaca congestiva, problemas de vías biliares,
tumores o metástasis, enfermedades hematológicas y/o linfoproliferativas, hipertensión
portal…entre otras (23), así como las hepatomegalias asociadas a esteatosis la cual puede
evolucionar hacia una esteatohepatitis, una fibrosis hepática, una cirrosis y más raramente a
un carcinoma hepatocelular (24) y de ahí también la importancia en adquirir destrezas en la
exploración de este órgano.
Este libro pretende innovar o retomar las diferentes semiotecnias descritas para el examen del
hígado, hoy parcialmente dejadas a un lado, así, en un medio donde los recursos para la salud
son bastante limitados, el estudiante y profesional sanitario, con este texto, tendrán la
oportunidad de aprender a utilizar esas magníficas herramientas diagnósticas, de muy bajo
costo (por no decir ninguno), que bien empleadas y valoradas, le permitirán aproximarse con
un alto porcentaje de certeza, a un diagnóstico, tendrá soporte para iniciar un tratamiento,
4
cuando haya lugar y ordenará, muy racionalmente, las pruebas diagnósticas que el paciente
amerite, todo ello le llevará a ser un profesional más eficaz y eficiente, implicando lo anterior
ahorro en los costos de la atención sanitaria.
Este trabajo, con seguridad, dará pie para estudios de investigación clínica de correlación
entre los hallazgos semiológicos del examen hepático (siguiendo las recomendaciones del
libro) y las pruebas diagnósticas realizadas en grupos de pacientes con o sin hepatopatías.
Permitirá también rescatar el alto valor de la clínica y de la relación médico-paciente-familia al
existir un mayor contacto entre el profesional de la salud y el paciente y su familia por medio
de la realización de una excelente historia clínica, en este caso orientada al examen del
hígado.
Para concluir esta obra se hizo una revisión bibliográfica de los principales textos de
semiología que en la actualidad se emplean así como una revisión bibliográfica en las
principales bases de datos disponibles en la Universidad de Cartagena como Pub Med, Ovid,
Science direct, Hinari, Ebscohost.. de investigaciones o revisiones relacionadas con el tema
(valor de un buen examen clínico del hígado y correlación entre dichos hallazgos y los
resultados diagnósticos de paraclínicos).
Es menester que se resalte que para concluir un buen examen clínico, es importante cumplir
con todas las etapas de una historia clínica y aplicar todas las herramientas del examen físico,
esto es: iniciar la consulta siempre dentro de un marco de respeto y de sano interés por el
bienestar del paciente, fortalecer en todo momento la relación médico-paciente-familia, un
excelente interrogatorio (anamnesis), un examen físico general completo y de manera
especial, en cuanto a abdomen e hígado: inspección, auscultación, percusión y palpación del
hígado.
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SOBRE EL INTERROGATORIO:
En cuanto a la anamnesis, se debe tener presente que el dolor y la ictericia constituyen los
signos y síntomas más relevantes de las enfermedades hepatobiliares, más que otros como la
astenia, la pérdida del apetito, la rasquiña, la diarrea, el adelgazamiento…etc.(4)
Datos de filiación:
Edad: Esta es una variable que induce a considerar, de acuerda a ella, las mayores o
menores probabilidades de estar ocurriendo determinada enfermedad en un paciente dado,
así, sin olvidar que esta afirmación no es absoluta, los procesos que comprometen hígado y
vías biliares y cirrógenos en general son más frecuentes en la edad adulta y los malignos en
personas añosas. Aunque no es el propósito de este libro (examen del paciente pediátrico), es
bueno tener presente que en recién nacidos y prematuros con ictericia se debe pensar como
posibilidad etiológica en la ictericia fisiológica (la hiperbilirrubinemia puede llegar a 5-7 mg/dL)
que suele presentarse entre el segundo y tercer día de nacimiento o en la incompatibilidad por
Rh que aparece a las 24 horas (la hiperbilirrubinemia indirecta llega a alcanzar niveles de 20
mg/dL) y que puede llegar a ser peligrosa cuando produce la encefalopatía tóxica conocida
como Kernicterus. (4) En los casos anteriores debe pensarse en otras causas mucho menos
frecuentes de ictericia como en el síndrome de Crigler-Najjar y que puede llegar a producir la
ictericia nuclear, al ser impregnado el sistema nervioso central por la bilirrubina indirecta libre.
En los años de infancia, pre púberes y de adolescencia, como causas de ictericia se
encuentran la hepatitis infecciosa viral (la mayoría) y los síndromes de Crigler-Najjar, Rotor y
Dubin-Johnson. (4)
Sexo: En las mujeres predominan las enfermedades hepatobiliares en general, desde los
trastornos funcionales (discinesias) hasta aquellos de carácter inflamatorio, litiásico y tumoral
(cáncer primitivo de vesícula); igualmente han sido descritas roturas hepáticas en hígados
previamente sanos en mujeres embarazadas y durante el trabajo de parto. En los hombres se
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observan hepatopatías tóxicas e infecciosas, cáncer primitivo del hígado, la cirrosis etílica y el
adenocarcinoma con cirrosis. (4)
Ocupación: Algunos oficios pueden estar relacionados con hepatopatías, quienes los
desempeñan están más propensos a estas enfermedades como es el caso de pintores
expuestos al plomo, otros trabajadores que están en contacto con arsénico, mercurio y
tetracloruro de carbono y así con riesgo de una hepatitis tóxica, otros de una Enfermedad de
Weil (leptospirosis) como matarifes, mineros, quienes trabajan en arrozales, finqueros,
militares, plomeros que trabajan en alcantarillas, deportistas que se exponen a aguas
recogidas (nadadores en ciénagas y pozas), en el hogar personas expuestas a infestación por
roedores, mascotas, cazadores, veterinarios… En trabajadores de fábricas de vino o cerveza
también se ha observado una forma de cirrosis. Los médicos y personal sanitario en general
están expuestos a pacientes con hepatitis virales, y aquellos que manipulan muestras de
sangre también están a riesgo de contraer este tipo de enfermedades. (4)
Tipos de alimentación. Hábitos de vida:
De manera especial trataremos las principales técnicas para palpar el hígado.
PALPACION DEL HIGADO:
La palpación del hígado es sumamente valiosa y se han descrito varias técnicas para
realizarla. El examen se dificulta un poco en pacientes obesos, en pacientes con ascitis y en
aquellos con paredes abdominales tensas.
Método de la palpación ascendente, de Mathieu, o método de enganche: Se coloca al
paciente en decúbito dorsal, con ligera elevación de la cabeza y discreta flexión de las rodillas,
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lo que proporciona un poco de relajación de los músculos abdominales. El médico se coloca a
la derecha del paciente, sentándose en la cama del mismo, ubicándose más allá del hombro
del paciente, examinando el abdomen de abajo hacia arriba, utilizando los pulpejos de los
dedos de ambas manos aproximadas, dirigiéndolas hacia sí, de manera progresiva y mediante
pequeñas sacudidas sucesivas; los extremos de los dedos se flexionan ligeramente,
procurando enganchar toda masa, eminencia o tumor que se encuentre debajo de la pared
abdominal. En esta técnica, las manos se ubican ligeramente separadas, en la de Rospide, los
dedos están juntos, superponiéndose los índices y separando los talones de las manos en un
ángulo de 45°, en ambos casos, las manos se mantienen semiflexionadas (en
cuchara).(4;13;25-27)
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Palpación de Devoto
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Igual que la anterior, pero con el enfermo de pie o sentado, con la finalidad de
proporcionar el descenso del órgano y hacer el método más sensible. (4)
Método de la palpación bimanual o de Chauffard: Se coloca al paciente en decúbito
dorsal, relajado. El médico se coloca a la derecha del paciente, sentado en una silla
más baja que la mesa de examen (cama), coloca su mano izquierda de plano, palma
arriba (supinación), en el ángulo costolumbar derecho del paciente, y el dedo medio de
esta mano puede, mediante movimientos de flexión brusca, durante la inspiración del
paciente, imprimir sacudidas al hígado, tratando de empujarlo hacia adelante, mientras
que la mano derecha del médico, colocada delicadamente sobre la pared abdominal del
paciente, mediante presiones suaves y ascendentes durante la inspiración del paciente,
trata de localizar el borde inferior del hígado. La exploración se realiza a lo largo de las
líneas axilar anterior, medio clavicular, paraesternal y medioabdominal.
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Método de Güemes: Es una variante de la anterior, en general resulta más útil y de
más fácil aprendizaje: el médico se coloca a la derecha del paciente, coloca su mano
derecha (pasiva) en la región posterior, de manera oblicua y con los dedos en dirección
caudal, la mano anterior, izquierda (activa), se coloca, incurvada, con los dedos
flexionados (en cuchara), con el talón de la mano descansando sobre el reborde costal,
procurando enganchar el borde anterior del hígado. En esta técnica, la mano de apoyo,
posterior, también puede realizar peloteo del hígado, impulsándolo hacia delante
mediante pequeñas sacudidas, favoreciendo el contacto con la mano anterior.
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Método de la palpación a tres manos de Glenard, método del pulgar: Se coloca al
paciente en posición decúbito dorsal, relajado, con la cabeza ligeramente elevada. El
médico se sienta en el borde de la cama, a la derecha y frente al paciente, levanta, con
su mano izquierda, la región lumbar del paciente y con la mano derecha deprime el
abdomen en su parte más declive, rechazando de esa manera la masa intestinal
subyacente hacia el hipocondrio derecho, enderezando de esa manera, la cara inferior
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del hígado y aumentando la tensión abdominal debajo de ella; mientras, con el pulgar
izquierdo, deprime la pared abdominal del flanco derecho, por debajo del reborde
costal, pidiéndole al paciente que realice inspiraciones profundas, deslizando entonces
el pulgar izquierdo de atrás adelante y de arriba abajo y afuera.
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Método de Brugsch: Se puede realizar con una o dos manos. El paciente se coloca en
posición decúbito dorsal, relajado, con la cabeza ligeramente elevada. El médico se
coloca a la derecha del paciente, aplica primeramente toda la palma de su mano
derecha sobre la pared abdominal del enfermo, a nivel de la línea medioclavicular
derecha, de tal manera que la yema de los dedos extendidos queden algo por debajo
del sitio donde suponemos se encuentra el borde inferior del hígado, y flexionando un
poco las falanges, se palpa hacia arriba, en busca del borde inferior hepático; ayuda
mucho el pedirle al paciente que realice inspiraciones profundas, lo que hace tropezar
el borde hepático con las yemas de los dedos (siempre y cuando no existan
adherencias importantes del hígado con órganos vecinos). Si durante esta maniobra se
profundizan la mano y los dedos en el momento de la inspiración, extendiendo los
dedos y realizando con la mano un movimiento de palanca hacia arriba y adelante, se
puede apreciar el deslizamiento del borde hepático elástico sobre la yema de los dedos.
También se puede realizar esta técnica con las dos manos, para ello, la mano derecha
se utiliza como ya describimos, mientras que la mano izquierda empuja con cuatro
dedos la región lumbar hacia arriba y adelante y con el pulgar hacia dentro y arriba, de
esa manera se consigue que el hígado bascule y aproxime su borde anterior a la pared
abdominal.(4)
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Método de Schmiedt: Con éste, en algunos pacientes, se puede explorar mejor la cara
inferior del hígado, para ello, se le solicita al paciente que se siente en la camilla y el
médico se coloca detrás de él y con el borde cubital de su mano derecha, con la palma
hacia arriba (en supinación), trata de “introducir” su mano en el abdomen, a nivel del
flanco derecho y por debajo del reborde costal derecho, tratando, con movimientos
suaves, de adelante hacia atrás, de sentir la superficie de la cara inferior del hígado;
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para relajar mejor la pared abdominal se le puede solicitar al paciente que flexione un
poco sus piernas; también puede ayudar al examen que el médico se siente detrás del
paciente. La mano izquierda del médico se puede colocar sobre el hombro izquierdo del
paciente de tal forma que le sirva de apoyo a éste y en caso de ser necesario, le ayude
a sostenerlo si se precisa inclinarlo un poco hacia detrás o hacia delante para facilitar
así el desplazamiento de la cara inferior del hígado sobre la mano exploradora del
médico (derecha). Con esta semiotecnia, los músculos de la pared abdominal se
encuentran relajados y por gravedad descienden los órganos como el hígado y ello,
aunado con los movimientos de inspiración profunda del paciente, facilita el contacto del
órgano con los dedos y mano del médico. (4)
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Palpación por empujes (Signo del témpano): Ante un paciente con ascitis, un
meteorismo acentuado o cuando existe mucha defensa muscular, puede ser difícil la
palpación del hígado, en estos casos puede ser útil la aplicación de esta técnica en la
que se hacen compresiones bruscas y breves, repetidas, sobre la pared abdominal del
hemiabdomen superior derecho, por debajo del reborde condrocostal y se dejan los
dedos deprimiendo el abdomen, si el hígado está aumentado de tamaño, es rechazado
en cada empuje, se hunde un poco en el líquido ascítico y luego rebota y, obteniéndose
un choque de retorno, como cuando se introduce un trozo de hielo hasta el fondo de un
vaso con agua, éste flota nuevamente, así, el hígado puede tocar la mano del
examinador (como un témpano y de ahí su denominación). Algunos autores
recomiendan que los dedos se dirijan y presionen verticalmente la pared abdominal.
(4;13;25;27)
19
Método de Carmona: A finales de la década del 70 y en los años 80, el profesor
Alberto Carmona Arango (r.i.p.), internista y gastroenterólogo, docente de la Facultad
de Medicina de la Universidad de Cartagena, solía enseñar una semiotecnia adicional
para la palpación del hígado, sobretodo de gran utilidad para sentir la superficie de su
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cara inferior. El paciente se encuentra sentado en la camilla, el médico frente a él, un
poco a su derecha, introduce su mano exploradora, derecha, con la palma hacia arriba,
lo más profundamente que pueda en el hipocondrio derecho del paciente, una vez
logrado lo anterior, con su mano izquierda, hace oscilar el tronco del paciente de
adelante hacia atrás, ello permite que la cara inferior del hígado se deslice sobre la
superficie palmar nuestra y experimentemos así las características de la misma. Puede
ayudar el hacer colocar la mano derecha del paciente sobre nuestro hombro izquierdo.
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Palpación bimanual de Gilbert
El médico se coloca a la derecha del paciente mirando hacia sus pies, luego une sus
manos a nivel de los pulpejos de los dedos índice y medio, con los talones de las
mismas hacia fuera, formando entre sí un ángulo recto. En su primer tiempo se utiliza
para explorar el borde anteroinferior del hígado, consiste en la captación de dicho borde
rastreando el hemiabdomen derecho con ambas manos de abajo arriba y viceversa. La
mano derecha se ubica paralela al reborde costal y se coloca en ángulo recto con la
izquierda, que está perpendicular al reborde costal, tocándose ambas por sus extremos
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libres (dedos), se empieza la maniobra, de manera ascendente, desde la fosa ilíaca
derecha, buscando el borde hepático flexionando suavemente los dedos tratando de
engancharlo en los movimientos hacia atrás, arriba y delante de los mismos, al estar
próximo al reborde costal, se le pide al paciente que haga movimientos respiratorios
profundos para facilitar la percepción del hígado por los pulpejos de los dedos
exploradores (maniobra útil en hígados blandos –hígado graso). El segundo tiempo
para explorar el borde posterior es de uso excepcional.(13)
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