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El Papa Pablo VI, dirigiéndose a los padres conciliares del Vaticano II, declaró que María
Santísima es Madre de la Iglesia.
La Virgen María es la Madre de todos los hombres y especialmente de los miembros del
Cuerpo Místico de Cristo, desde que es Madre de Jesús por la Encarnación. Jesús mismo lo
confirmó desde la Cruz antes de morir, dándonos a su Madre por madre nuestra en la
persona de San Juan, y el discípulo la acogió como Madre; nosotros hemos de tener la
misma actitud que el Discípulo Amado. Por eso, la piedad de la Iglesia hacia la Santísima
Virgen es un elemento intrínseco del culto cristiano. Vamos cumpliendo así la profecía de la
Virgen, que dijo: "Me llamarán Bienaventurada todas las generaciones" (Lc 1,48).
¿Cuáles son los singulares privilegios que Dios concedió a la Virgen María?
Los singulares privilegios que Dios concedió a la Virgen María son: su Concepción
Inmaculada, su perpetua Virginidad, su Maternidad divina y su Asunción en cuerpo y alma a
los cielos.
María es Madre de la Iglesia porque, al ser Madre de Cristo, es también madre de los fieles
y de los pastores de la Iglesia, que forman con Cristo un solo Cuerpo Místico.
La Iglesia tributa a la Virgen un culto singular que empezó pronto en la Iglesia y que durará
siempre, según las palabras proféticas de María: "Me llamarán bienaventurada todas las
generaciones". Ese amor que los fieles tributan a María como Madre, procurando amarla
como la ama el Señor Jesús, es lo que conocemos como Piedad Filial.
Autoevaluación:
1. ¿Por qué María es Madre de la Iglesia?
2. ¿Por qué decimos que la Virgen María es madre nuestra?
3. ¿Quién es la Santísima Virgen María?